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Armamos una selección de los juguetes de madera más interesantes  procesados como artesanía industrial

JUGUETES DE MADERA

En la industria juguetera global se comienza a vislumbrar el surgimiento de propuestas alternativas al dominio excesivo en el mercado de juguetes con licencia o de marcas predominantes. Una tendencia que crece es la de combinar la materialidad de los juguetes clásicos con el mundo digital generando círculos virtuosos entre juguetes, software, dispositivos móviles y experiencia online. Scrabbles de piezas articulables que pueden completarse bajando juegos de internet o esa suerte de “meccano” electrónico que constituyen las piezas de Littlebits son apenas una muestra de lo que se puede llegar a desarrollar en un futuro que ya llegó (y que va a pasar seguramente rápido dada las posibilidades que la tecnología va abriendo cada día).

Hay otra manera en que productores, pequeños fabricantes, creativos y artesanos buscan abrir caminos alternativos en el mundo de los juguetes y el juego, ampliar miradas y obtener una libertad para crear y explorar que les permite hacer mucho con lo que en apariencia es poco. Esta tendencia que se da fuertemente en países avanzados de la mano de nuevas formas de pensar la vida en común, la salud mental y física, el trabajo, el planeta y el consumo, tiene su correlato entre nosotros.

La industria argentina de juguetes hace un tiempo que viene transitando este camino de exploración, experimentación, riesgo y -por qué no decirlo- autonomía, con resultados que deben considerarse seriamente. Proyectos productivos de pequeñas empresas, diseñadores que se convierten en emprendedores, unidades productivas familiares, han ido conquistando un modo de hacer que equilibra el diseño, la importancia social de los juguetes, la invitación a jugar mejor, a la vez que pone en circulación nuevos universos estéticos. Estos juguetes, que aportan aire fresco en cualquier góndola atiborrada de licencias y súper packagings, se van volviendo cada vez más visibles e influyentes.

En esta nueva sección de EXPLORAtoys Lab que llamamos “Detectives de juguetes” los descubriremos y analizaremos a través de varios posts. La selección se realizará siguiendo criterios como: grado de innovación, en tanto no constituyen meras adaptaciones al mercado local sino que aportan algo propio, nuevo, ya sea por el universo estético que proponen, la forma o el tipo de juego que suscitan, su versatilidad a la hora de jugar (ver post ¿Cómo elegir juguetes?), su usabilidad en relación a la forma y a la función social (si proponen un juego comunitario, no sexista, etc.), la creatividad en el uso de materiales, colores, formas y presentación, territorialidad, o sustentabilidad genuina, modos de comunicación con el usuario directo –quien lo compra- e indirecto –quien juega con él.

Cada juguete se selecciona por representar uno o varios de estos criterios. Nuestro análisis enfoca un objeto en particular y no necesariamente se extiende a todos los productos de la marca. (Es decir, estamos seleccionando objetos, no firmas; aunque a veces todos los objetos de una misma firma respondan a las características destacadas, no siempre lo hacen). A su vez, que destaquemos un aspecto que aporta algo relevante al universo de los juguetes según nuestra mirada no significa que eventualmente no podría ser mejorado en otro aspecto.

¡Vamos a los juguetes!

Este primer post de Detectives de juguetes está dedicado a los juguetes de madera según la forma en que puede ser procesada, el tipo de materia prima, sus procesos y terminaciones ya sean artesanales o industriales. El resultado son objetos que presentan una estética que podemos llamar de “artesanía industrial”.

Bichejos, Robots y Totem, de Vashaba Sasha

La concreción sencilla y minimalista de los Bichejos, los Robots y el Totem de piezas para armar de esta firma traen al presente el espíritu de algunos juguetes de madera de vanguardia como los Juguetes Aladdin o se enlaza con las piezas de colores suaves pero impactantes de Koloro, ese juego de armar creado por Torafu Arquitects. Síntesis y universo estético alternativo.

Con una propuesta material que recurre a técnicas de producción artesanales, se trabaja con pocas y muy simples operaciones formales para arribar a una monopieza en madera maciza, que recrea desde la abstracción y síntesis formal una familia de bichos, robots y tótem. La sumatoria de piezas da vida y enriquece el juego, que se suscita a partir de crear mundos narrativos con los personajes o constructivos con el Tótem.

La proporción y propuesta dimensional de estos personajes también resulta muy interesante e innovadora ya que lleva el juego desde una escala háptica -de la mano y el tacto- a una escala corporal y de este modo amplía la experiencia de juego al cuerpo completo en movimiento, lo que no es usual en este tipo de juguetes.

Su estética admite al desgaste como un valor positivo, (permite golpes, y cachaduras) sin impactar de forma negativa en su aspecto. Por el contrario, su estética se construye con el uso, propone una idea de durabilidad que admite su libre utilización y que mejora con el uso intenso que los niños imprimen a sus juguetes favoritos. Cuánto más jugado, más bello.

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Animalitos, Constructor, de Mamëll

En la misma tradición que los anteriores, pero trabajando sus diferentes líneas como sistemas de piezas y partes, los constructivos de Mamëll tienen varias líneas de juguetes que proponen la intervención del usuario como parte del juego. Así aparecen formas sutilmente sugerentes, que en combinación con una serie de encastres en madera y piezas vinculantes en metal, posibilitan la definición formal del objeto según la propia mirada.

Con una propuesta que revaloriza la utilización de la madera en los juguetes, se recurre a las técnicas tradicionales de producción artesanal en maderas macizas nativas, para arribar a piezas de gran belleza formal y cromática, que combina la madera natural y la aplicación de color sumamente atractiva por lo inusual.

Los animalitos –tanto los desarmables como los monopieza- logran concentrar toda la funcionalidad, la originalidad y la belleza de la propuesta.

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GEO 3D, de Juguelin

El GEO 3D de Juguelín equilibra varios aspectos como calidad, usabilidad, diseño para renovar los clásicos encastres emparentando el juego de encastrar con el tetris. Con dos niveles de juego y adaptable al juego en solitario o en grupo representa un eslabón entre los materiales didácticos, usualmente llamados juguetes didácticos, y los juguetes.

Su diseño realizado en una combinación de maderas multilaminada (base) y maciza (encastres y ejes), y su tratamiento formal racionalista de formas puras, refleja la utilización de procesos de fabricación automatizados (router) que confieren al producto una estética de precisión tanto en sus terminaciones y funcionamiento de los encastres. El tratamiento del color nuevamente propone la combinación de la madera como color preponderante, con aplicaciones de color sobre algunas piezas generando un juego cromático muy atractivo.

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Vehículos, de Monoblock

Desde el 2011 Monoblock desarrolla diferentes modelos de vehículos de madera cuya ventaja consiste en la posibilidad de intercambiar piezas de goma eva de diferentes colores que se pueden aplicar de diversas maneras haciendo variar la forma del vehículo y su apariencia.

Reinterpreta el típico “autito” ampliando su interfaz de juego a partir de la incorporación de la personalización e intercambiabilidad de piezas al juego. Cuantos más vehículos y piezas de goma eva hay disponibles en el juego, este más se amplía.

Esta pequeña firma muestra la riqueza que puede producir un proceso de elaboración que combina técnicas mixtas de producción, artesanales (para el tratamiento de la madera) y técnicas automatizadas (para la goma eva). A la vez, muestra que pueden crearse juguetes con un potencial lúdico enorme si se trabaja poniendo el foco en el juego como resultado. La goma eva aporta el color a la propuesta, y en combinación con la madera le da un aire renovador y propone un nuevo tratamiento para los juguetes en madera, lejos del prejuicio contra los materiales sintéticos.

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Por Dolores Delucchi y Daniela Pellegrineli 

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